MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
El triunfo inusitado, pero arrollador del republicano Donald Trump en la elección presidencial de los Estados Unidos de América, está consumado; y con creces. Los pronósticos y opiniones de muchos analistas de fuste del acontecer político nacional e internacional, y de algún fanático del populismo democrático de Hilary, colapsaron estrepitosamente.
Sin embargo, eso no quiere decir ni por asomo que el cuadragésimo quinto presidente electo de Norteamérica podrá hacer realidad todas las sandeces con que se despachó durante su troglodita y asquerosa campaña en las primarias internas ni en la cruzada electoral.
Esa abrumadora mayoría lograda por los republicanos en el Capitolio (senadores y representantes), muy a pesar de sus pretensiones, le ahorrará a los demócratas esfuerzos que, sin duda alguna, hubiesen sido ingentes.
Esto así, porque no obstante Donald Trump alzarse con las palmas, su discurso no fue agradable para muchos de sus correligionarios que a partir del 20 de enero son investidos y otros que repiten la investidura.
Para tener una idea de lo que le espera a Trump en el Senado por lo dicho sobre el senador de Arizona, John Mc Cain, sólo hay que retrotraer a la memoria lo que le dijo el Jefe guerrero de los cosacos personificado por Yul Brynner a su hijo, encarnado por Tony Curtis, ante la ofensa oral del mandante polaco en la película Tarás Bulba: “Hay palabras por las que un hombre debe morir”.
El magnate inmobiliario mucho antes de sentir sus inquietudes políticas, obviamente para proteger su poder económico, tuvo en Venezuela una fábrica de mujeres Miss Universo (seis) que sólo se detuvo, gracias al ascenso al Poder del malogrado líder híper-populista Hugo Rafael Chávez Frías.